En el icónico edificio de La Casa de las Bolas, en pleno Barrio de Salamanca, ÀBAG Studio firma la reforma integral de un ático-dúplex de 280 m² que dialoga con la historia y se abre a la ciudad desde una mirada contemporánea. Este inmueble de estructura triangular, uno de los máximos exponentes del estilo neomudéjar madrileño, se reconoce por su fachada de ladrillo y las emblemáticas bolas de piedra que lo coronan, un rasgo arquitectónico singular que define su identidad urbana. El proyecto parte de ese legado para reinterpretarlo desde el respeto, equilibrando la serenidad de lo clásico con una sensibilidad actual.
Bajo la dirección de Abel Pérez Gabucio, fundador de ÀBAG, el estudio afronta el reto de adaptar el interior a la compleja geometría del edificio, exaltando su planta triangular y las vigas originales vistas. Desde la entrada, un pasillo definido por una pared estucada de trazo vertical y un panelado de roble oscuro marca el tono del conjunto. El suelo de roble natural blanqueado, dispuesto en espiga y enmarcado en el perímetro, conecta con la tradición del edificio, mientras la estructura del techo queda expuesta y se acompaña de un plano continuo que introduce un sutil acento contemporáneo de inspiración industrial.

La vivienda se articula en torno a un gran espacio común con cocina abierta, concebido como el corazón social del ático. Los ventanales inundan el interior de luz natural, que se transforma a lo largo del día creando juegos de sombras y reflejos. Las vigas originales recorren el espacio y, en el salón, organizan el conjunto bajo la cúpula que remata el edificio. Aquí, la disposición circular del mobiliario y las líneas curvas favorecen una atmósfera fluida y acogedora, presidida por una chimenea contemporánea de inspiración art déco revestida en mármol Verde Alpi. La cocina se integra como una prolongación del panelado, con una isla escultórica de travertino de volúmenes superpuestos y detalles en hierro negro, donde los cantos redondeados refuerzan el lenguaje arquitectónico del proyecto.

La zona de noche alberga tres dormitorios en suite, organizados a lo largo de un pasillo que culmina en una puerta de espejo de suelo a techo, amplificando la luz natural del tragaluz. El dormitorio principal destaca por su cabecero de travertino de esquinas curvas, superpuesto sobre el panelado de roble oscuro, y por un vestidor concebido para una circulación fluida. El baño principal establece un diálogo equilibrado entre mármol travertino y Emperador, presentes en revestimientos, pavimentos y mobiliario a medida. La planta superior, pensada como un espacio flexible, funciona como family room, despacho o cuarto dormitorio, con baño propio y vistas cruzadas hacia la zona de día y la fachada principal. Como resume Abel Pérez Gabucio, “GOYA es una residencia que respira Madrid y está diseñada para permanecer; un lugar para vivir, disfrutar y descubrir, donde el interiorismo celebra la vida diaria”.
FOTOGRAFÍA: @javierbravofotografia





