Hay agencias que trabajan con influencers, y luego está WOMO. Un universo con criterio. Una casa donde las campañas se piensan como relatos, los creadores se eligen con ojo —y con piel— y donde la estética no es un recurso sino una convicción.

Detrás están Guillermo Valle y Susana Molina, dos mentes que entienden que comunicar hoy no va de gritar más fuerte, sino de decir algo que realmente importe. En un entorno saturado de contenido efímero, ellos construyen relaciones duraderas entre marcas y personas con algo que parece cada vez más revolucionario: coherencia.

WOMO no es una fábrica de publi, es un modelo de acompañamiento. Una especie de editorial emocional donde cada colaboración se cuece a fuego lento y con intención. Porque aquí no se trata solo de números, sino de narrativas, de sensibilidad y de belleza con sentido.

Hablamos con Guillermo y Susana sobre algoritmos y autenticidad, sobre el presente del marketing de influencia y sobre el futuro que ya están ayudando a escribir: más humano, más curado, más real.

Aquí, la conversación completa con WOMO.

¿Cómo nació WOMO? ¿Fue una idea relámpago en una cena entre amigos o un proyecto largamente madurado?
Detectamos una necesidad clara: el marketing de influencia se había convertido en una herramienta clave para marcas y experiencias, pero el sistema de colaboraciones por intercambio estaba mal gestionado y generaba más frustración que resultados.

Negocios como restaurantes, hoteles o centros de bienestar, movilidad, querían colaborar con creadores de contenido, pero el proceso (al tratarse de un intercambio), era caótico y poco profesional. Les resultaba difícil filtrar perfiles, solicitar estadísticas, establecer condiciones claras o medir el impacto real. Muchas veces, los creadores no cumplían con lo acordado, acudían con más personas de las pactadas o no generaban el contenido esperado.

Desde el lado de los creadores, también existía malestar. Se enfrentaban a propuestas poco definidas, condiciones abusivas o situaciones incómodas por la falta de experiencia de las marcas. Faltaba estructura, transparencia y profesionalización en ambos lados.

WOMO nace para solucionar ese problema con una propuesta clara: conectar marcas, experiencias y creadores de forma estructurada, beneficiosa y medible para ambas partes. El proyecto comenzó en 2021 bajo el nombre Viveapp, como una herramienta que facilitaba estas colaboraciones. En 2024 evolucionamos a WOMO, con una visión más ambiciosa y una marca preparada para la internacionalización.

Hoy ya no somos solo una solución a una necesidad operativa, sino una comunidad muy cuidada que conecta a los perfiles más influyentes con las experiencias más deseadas. WOMO es un club, una marca aspiracional y el lugar donde hay que estar.

En resumen, fue más un proceso que un momento de iluminación. WOMO nació al ver, desde dentro, cómo las colaboraciones entre marcas e influencers se hacían sin orden ni resultados. Tanto marcas como creadores estaban frustrados. Sabíamos que el modelo tenía potencial, pero estaba mal ejecutado. Empezamos en 2021 con una versión muy básica del producto —entonces se llamaba Viveapp— y, a base de prueba y error, fuimos afinando hasta encontrar un modelo que realmente funcionara. Así que no, no fue una cena entre amigos, fue más bien una convicción que fue creciendo con cada validación.

En un mundo tan saturado de contenidos, ¿cómo lograron que WOMO destacara desde el principio?
Nuestra fórmula del éxito fue lanzar WOMO de la mano de una embajadora de excepción como Susana Bicho, lo que nos permitió atraer desde el primer momento a perfiles top como usuarios y presentar experiencias de alto nivel, como las del Grupo Dani García. Todo esto, sumado a un evento de lanzamiento con más de 300 asistentes, sorpresas como la actuación de Alvarito de Luna y una potente amplificación en medios y redes sociales, nos permitió posicionarnos con fuerza desde el día uno y construir una comunidad sólida y relevante en tiempo récord.

WOMO rompe con el modelo tradicional. A diferencia de otras plataformas donde las marcas eligen a los creadores, aquí son los creadores quienes solicitan colaborar con las marcas y experiencias que realmente les interesan. Esto cambia por completo la dinámica: se generan colaboraciones más auténticas, naturales y con mayor impacto porque nacen del interés genuino del creador, no de un briefing impuesto.

Nuestra plataforma no solo conecta marcas y perfiles: gestionamos todo el proceso de principio a fin —selección, activación, seguimiento y reporting— garantizando calidad y resultados. A esto se suma un modelo basado en la curaduría: tanto los perfiles como las experiencias pasan filtros estrictos de contenido, narrativa, engagement y estética. No somos un marketplace masivo ni automatizado.

Además, nuestra propuesta híbrida combina colaboraciones individuales con experiencias grupales —viajes, cenas, eventos— que permiten a las marcas generar más contenido, más comunidad y más conexión emocional en un solo impacto.

Otro punto clave es que trabajamos por resultados: cada cuota incluye un número mínimo de colaboraciones cerradas con el cliente, lo que convierte a WOMO en una solución tangible, no solo una promesa.

WOMO no es solo una herramienta, sino una marca con visión y narrativa propia. Nos hemos convertido en el punto de encuentro entre los perfiles más influyentes y las experiencias más deseadas en lifestyle, gastronomía, bienestar o viajes. Somos una comunidad cuidada, selecta y aspiracional que aporta valor real a ambas partes.

En definitiva, desde el principio supimos que no queríamos ser una plataforma más. WOMO no es un marketplace abierto. Es una comunidad muy cuidada, donde tanto las marcas como los creadores pasan filtros de calidad, afinidad y narrativa. No trabajamos con cualquiera ni ofrecemos cualquier cosa. Eso genera confianza, y la confianza se traduce en contenido real, campañas que funcionan y marcas que repiten. Además, el hecho de que sean los propios creadores quienes soliciten colaborar, y no al revés, cambia radicalmente la energía de cada acción.

¿Recuerdan la primera colaboración que gestionaron? ¿Fue un éxito… o una de esas anécdotas que hoy hacen reír pero en su momento dolieron?
Durante los primeros meses, todos los procesos eran completamente manuales. Teníamos que estar pendientes todo el día, éramos solo tres personas gestionando un volumen altísimo de colaboraciones. Hoy lo recordamos con cariño, pero fueron momentos realmente intensos y desafiantes.

¿En qué momento dijeron “esto va en serio, tenemos algo grande entre manos”?
El punto de inflexión llegó cuando nos dimos cuenta de que ya no teníamos que perseguir a las marcas: eran ellas las que venían a nosotros. Estábamos trabajando con marcas y creadores de primerísimo nivel, y el feedback por ambas partes era excelente. Lo más valioso fue cuando empezaron a recomendarnos entre ellos de forma orgánica —esa validación fue clave para consolidar nuestra propuesta.

También marcó un antes y un después el rebranding de Viveapp a WOMO. Dejamos de ser una simple herramienta para convertirnos en una marca con narrativa, comunidad y una visión internacional clara. Además, ver que estamos en un sector en pleno crecimiento y profesionalización nos dio aún más certeza de que estamos en el momento y el lugar indicados.

¿Creen que los influencers han cambiado el marketing para siempre, o estamos viviendo una burbuja?
Lo han cambiado para siempre, sin duda. Pero el marketing de influencia no es solo una tendencia: es una forma de consumir, de prescribir y de decidir. ¿Hay ruido y postureo? Claro. Pero también hay perfiles con credibilidad real y un poder brutal de mover decisiones. El problema no es el canal, es cómo se utiliza.

Si tuvieran que definir qué tipo de creadores buscan con WOMO, ¿qué priorizan: estilo, autenticidad, números… o algo más intangible?
En WOMO funcionan especialmente bien los creadores con criterio, autenticidad y una comunidad real y activa, además de con un contenido cuidado. Aunque la mayoría están ligados al lifestyle —con intereses en gastronomía, viajes y ocio, muy alineados con nuestras experiencias—, lo que realmente valoramos es su capacidad de generar contenido cuidado, prescribir de forma natural y conectar genuinamente con su audiencia.

Más allá del número de seguidores, priorizamos perfiles que comparten la filosofía de WOMO: disfrutar, descubrir y recomendar desde la experiencia real.

Una de las grandes fortalezas de WOMO es su diversidad. Contamos con más de 3.000 perfiles validados de distintos sectores: foodies, moda, viajes, humor, decoración, celebrities o deportistas de élite. Esta variedad aporta un enorme valor a las marcas, ya que permite generar impacto en distintos públicos sin perder afinidad con el target.

Siempre defendemos que trabajar con perfiles complementarios —siempre que compartan tono, estética o audiencia objetivo— potencia la visibilidad y el alcance de forma más eficaz que limitarse a un único tipo de creador. La clave está en la variedad, manteniendo siempre el nivel de calidad.

En definitiva, buscamos criterio. Gente que sabe contar una historia, que cuida los detalles y que tiene una comunidad con la que realmente conecta. La estética nos importa, claro, pero no sirve de nada sin autenticidad. El número de seguidores es un dato importante, pero nos interesa mucho más cómo hablan, qué dicen y a quién llegan.

¿Qué es lo más loco o inesperado que les ha pasado organizando experiencias con influencers?
Al principio, muchos influencers no entendían cuando les trasladábamos feedback de que no encajaban con alguna experiencia. No estaban acostumbrados a recibir un “no” por respuesta. Con el tiempo, han empezado a entender mejor nuestro papel como intermediarios, y que no todas las marcas encajan con todos los perfiles. Cada una tiene sus necesidades, objetivos y estilo, y nuestro trabajo es hacer ese match lo más afinado posible.

Dicen que el algoritmo lo ve todo… pero, ¿hay algo que el algoritmo no pueda captar y que ustedes sí valoran al seleccionar a un creador?
El algoritmo no capta la actitud. No sabe si un creador llega a una activación con ganas reales de aportar, si cuida a la marca, si respeta los tiempos o si crea el contenido con mimo. Eso se percibe en las conversaciones, en cómo responde, en cómo se involucra. Y eso, en WOMO, pesa mucho más que cualquier métrica.

Además, en WOMO contamos con unas normas de convivencia claras —puntualidad, compromiso con el contenido, respeto por los tiempos y por el trabajo de todos— que garantizan que tanto creadores como marcas se sientan cómodos, valorados y en un entorno seguro.

Con tanto glamour alrededor, ¿cómo mantienen los pies en la tierra?
Porque lo vivimos desde dentro. Por cada evento que se ve desde fuera, hay semanas de trabajo, mil correos, cambios de última hora y mucha responsabilidad detrás. Y porque WOMO no nació del glamour, sino de la necesidad. El objetivo siempre ha sido crear algo útil y duradero, no solo bonito.

¿Cómo equilibran el trabajo y la vida personal cuando tu oficina puede ser un festival, un hotel cinco estrellas o una cena de lujo?
La clave está en entender que una experiencia increíble también es trabajo. Estás allí para que todo funcione, no solo para disfrutarlo. También ayuda mucho tener un equipo de confianza que comparte la visión. A veces cuesta desconectar, pero el equilibrio lo encuentras cuando sabes por qué haces lo que haces y con quién lo haces.

¿Han tenido que rechazar propuestas de marcas o influencers por no alinearse con sus valores?
Sí, muchas veces. WOMO no es para todo el mundo, y eso está bien. Si una marca no cuida su producto o no entiende el valor del creador, no forzamos. Lo mismo pasa con ciertos perfiles: si buscan solo aprovecharse del sistema o no respetan las normas, no tienen sitio en nuestra comunidad. Nuestra credibilidad depende de mantener ese estándar.

¿Qué tipo de marcas o proyectos los entusiasman más? ¿Lujo silencioso, escapadas exclusivas, foodies, arte…?
Nos entusiasman las marcas que entienden el valor real de este tipo de marketing: aquellas que no buscan solo visibilidad, sino construir una relación con su audiencia a través de contenido auténtico, bien ejecutado y con resultados tangibles.

Puede ser un hotel boutique escondido en la sierra, una marca de belleza con propósito o una nueva propuesta gastronómica que rompe moldes. Lo importante no es tanto la categoría, sino la actitud con la que se acercan a WOMO: con ganas de conectar, de emocionar y de hacerlo bien.

Trabajamos con experiencias, sí, pero cada vez más con productos físicos y digitales —desde cosmética hasta moda, tecnología o wellness— que entienden que, al integrarse dentro de WOMO, no solo generan contenido atractivo, sino también resultados medibles, en poco tiempo y de forma profesional.

Nos entusiasma especialmente colaborar con marcas que ven este canal como una inversión estratégica, no como una simple acción puntual. Marcas que saben lo que quieren, valoran el control de calidad que ofrecemos y confían en que WOMO puede darles algo difícil de encontrar hoy: una comunidad comprometida, procesos ágiles y una ejecución impecable.

¿Qué le dirían a alguien que piensa que todo esto del influencer marketing “no es un trabajo real”?
Que venga a vivir una campaña con nosotros, desde dentro. Desde la estrategia hasta el análisis de resultados. Que vea lo que implica crear contenido relevante, generar comunidad, mover decisiones de compra y comprobar cuál es el impacto. Es un trabajo real, con impacto real. Que no lo entiendas no lo convierte en menos valioso.

¿Tienen alguna rutina o “ritual WOMO” antes de lanzar una campaña o evento importante?
Sí, tenemos un ritual no escrito que ya es parte de nuestro ADN: siempre hay una reunión clave el mismo día del evento, donde repasamos toda la escaleta, alineamos al equipo y revisamos los posibles cambios de última hora. Es rápida pero intensa, y nos sirve para sincronizarnos al 100%. Además, justo antes de lanzar, siempre compartimos un mensaje de equipo tipo “va a salir increíble”, que se ha convertido en tradición. Nos conecta, nos da foco y nos recuerda que esto lo hacemos juntos.

Tendencias