En el corazón del barrio de Las Cortes, La Cuadra de Salvador
reafirma su compromiso con la carne como centro de su cocina. Con cortes de renombre internacional como el Black Angus USDA Prime, el wagyu japonés A5 o el chuletón de buey gallego madurado durante 60 días, el restaurante limeño ofrece una experiencia que combina técnica, sabor y producto. Las piezas se cocinan en horno broiler, una parrilla de alta temperatura que alcanza los 600 ºC y que permite sellar la carne en apenas unos minutos, potenciando su jugosidad sin necesidad de carbón ni leña. Esta tecnología, habitual en Norteamérica pero poco extendida en Europa, forma parte del sello distintivo de La Cuadra de Salvador.

El diseño, liderado por el arquitecto Andrés Stein, respeta profundamente el ADN original del edificio, un inmueble catalogado como patrimonio histórico, conservando los ladrillos expuestos que hablan de su historia y legado. Esta base patrimonial ha sido enriquecida con un lenguaje contemporáneo inspirado en el art déco, lo que da como resultado un estilo ecléctico, cálido y profundamente expresivo.
La puerta principal se realiza por el local derecho, destinado al restaurante, mientras que el lado izquierdo alberga la zona de bar. Ambos accesos reciben al visitante con barras monumentales, protagonizadas por esculturas de ramas de acero brillante
retroiluminadas con cuarzos peruanos, que se convierten en un punto
clave del diseño. A medida que se avanza en el recorrido, el diseño lumínico guía el espacio: luces tenues, cálidas y estratégicamente colocadas revelan cada rincón, creando un ambiente acogedor y envolvente. Además, las paredes del restaurante están adornadas con
cuadros del reconocido artista Miguel Ángel Campano, cuyas obras han sido expuestas en el Museo Reina Sofía, ofreciendo una experiencia cultural que complementa la dimensión sensorial del espacio.
Galería con los espacios:












































