¿Quién es Juan Lappí y Tano Juliá por qué deberíamos tener sus nombres en la retina?

    Juan y Tano somos dos primos con una visión clara: crear una marca que hable de identidad, raíces y propósito. GoldnRiff nace de muchas conversaciones sobre estilo, cultura y forma de vida. Vivir fuera de casa nos hizo ver que la ropa no es solo estética, sino una forma de decir quién eres sin tener que explicarte. Si con nuestra forma de vestir inspirábamos a quienes teníamos cerca, ¿por qué no hacerlo también con quienes aún no nos conocen?

    Nuestro nombre merece quedarse en la retina porque estamos construyendo algo que va más allá de la moda. Cada drop es una historia. Cada diseño tiene sentido. No buscamos simplemente hacer ropa, buscamos crear marca: con fondo, con alma y con visión. Y si conseguimos que al vestir una de nuestras prendas sientas que te representa, entonces ya estamos cumpliendo lo que vinimos a hacer.

    ¿GoldnRiff suena a grupo de rock, cóctel caro o movimiento secreto? ¿Qué es realmente?

      GoldnRiff es una comunidad aspiracional. Es ese lugar al que quieres pertenecer porque te ves reflejado en lo que transmite: en la actitud, en los valores y en la forma de ver la vida. No va de moda, va de identidad. Si conectas, lo sabes. Y si lo sabes, ya formas parte.

      ¿Recuerdas el momento exacto en el que dijiste: “voy a montar mi propia marca y que le den al resto”?

        Sí, lo recuerdo perfectamente. Fue en verano de 2023, cuando Tano me llamó volviendo de Portugal y me soltó: “Juan, ¿por qué no montamos una marca de ropa?”. Llevábamos tiempo dándole vueltas; siempre nos había llamado el mundo del emprendimiento, y la moda era algo que también nos gustaba. Sabíamos que, en algún momento, haríamos algo juntos. Pero esa fue la chispa. Estábamos en un punto en el que, aunque ya trabajábamos, sentíamos que nos faltaba algo que realmente nos motivara. Y más que un “que le den al resto” —que está feo y no lo pensábamos así—, fue un “¿y por qué no nosotros también?”

        Veíamos marcas como Nude Project, EME Studios o Scuffers, y nos sentíamos muy identificados con sus fundadores. Admiramos lo que han construido: han sabido conectar, crear comunidad y elevar el estándar dentro del mundo de la moda. Nos inspiran y, al mismo tiempo, nos empujaron a dar el paso. Porque nosotros también teníamos algo que contar. Y no se trata solo de hacer ropa; se trata de convertir una idea en algo tangible, con la que otras personas conecten y quieran formar parte. Eso es lo que nos mueve. Y eso es lo que queremos construir.

        ¿Con qué tres palabras definirías el alma (o el descaro) de GoldnRiff?

          Autenticidad. Ambición. Pertenencia.

          Autenticidad, porque todo lo que hacemos nace de quiénes somos.

          Ambición, porque hemos venido a construir algo grande. De ahí nuestro lema: Born Local to Be Global.

          Y pertenencia, porque GoldnRiff es algo que te representa, que habla tu idioma y que te recuerda que no estás solo en cómo ves el mundo.

          ¿Qué prenda fue la primera criatura GoldnRiff? ¿Sigue viva o ya es leyenda urbana?

            Fueron los bañadores. También lanzamos unas long sleeves en ese primer drop, pero la prenda con la que realmente queríamos arrancar era esa. Veíamos que en el mercado no existía el tipo de bañador que a nosotros nos gustaba, y decidimos crearlo desde cero.

            Cuando lo fácil habría sido lanzar camisetas, nosotros apostamos por algo más complicado. Pero esa fue nuestra forma de empezar: haciendo algo que representara nuestro estilo, no lo que dictaba el mercado. Fue una decisión valiente, con sus errores y sus aciertos, pero fue el primer paso real de lo que hoy es GoldnRiff.

            ¿A quién viste en la calle y pensaste: “vale, este sí que lleva la energía GoldnRiff sin saberlo”?

              No fue una persona concreta. Pero sí veíamos a mucha gente —en la calle, en nuestro entorno, en otras ciudades— con una actitud que nos hacía pensar: “si existiera una marca que realmente conectara con su forma de ver la vida, sería esta.” No era solo por cómo vestían, sino por lo que transmitían.

              Y ahí entendimos que GoldnRiff tenía sentido. Que hay gente ahí fuera que ya vibra con nuestra energía, solo faltaba que existiera la marca… y que nosotros fuéramos capaces de llegar hasta ellos. Porque esto al final va de eso: de alcance, de comunidad, de proceso. Sabemos que aún hay muchos que ni siquiera saben que existimos, y eso no nos frustra, al contrario: eso es lo bonito de todo esto. Ir paso a paso, sabiendo en qué etapa estamos, disfrutando del camino. Y si Dios quiere, algún día mirar atrás y decir: “Lo hicimos, y lo hicimos bien.”

              ¿Qué tiene que tener una prenda para ser digna de llevar el sello GoldnRiff? ¿Actitud, bordado dorado, pacto con el diablo?

                Tiene que tener identidad. No basta con que sea bonita o esté de moda. Una prenda GoldnRiff tiene que transmitir algo, conectar con la persona que la lleva y reflejar la esencia de la marca. Eso para nosotros es innegociable.

                Cuidamos cada detalle: el patrón, el diseño, los materiales… Todo tiene que hablar nuestro idioma. Porque al final, si no representa lo que somos y lo que queremos contar, no merece llevar nuestro sello.

                Si tu marca fuera un fin de semana, ¿cómo sería? (Detalles, por favor).

                  Sería ese viernes por la noche en el que sales con lo mejor de tu armario, buscando verte bien, con confianza. También ese sábado al mediodía, cuando te vas de cervezas con tus colegas. Y el domingo, cuando sales a dar una vuelta.

                  Porque entre semana hay gente que no puede vestirse como quiere, su trabajo se lo exige. Pero cuando llega el fin de semana —o cualquier tarde entre semana—, se pone la ropa con la que se siente bien. Y si alguien le pregunta por esa prenda, no solo dice de dónde es. Cuenta una historia. Y eso, para nosotros, lo es todo.

                  ¿Crees que la moda debería provocar? ¿Y tú, qué estás intentando provocar con lo que haces?

                    La moda tiene que provocar algo. Si no te hace sentir, pensar o reconocerte, entonces no dice nada. Nosotros no buscamos provocar por provocar, pero tampoco estamos aquí para encajar.

                    Queremos que lo que hacemos sirva para algo más: para que la gente se vista como es, no como le dicen que tiene que ser. Y si con eso removemos algo en quien lo ve o lo lleva, entonces vamos por el buen camino.

                    ¿Algún icono de estilo —vivo, muerto o ficticio— que encaje perfecto en el universo GoldnRiff?

                      Hay muchos iconos que podrían encajar en el universo GoldnRiff, pero si tenemos que decir uno ahora mismo, es Carlos Sainz. Nuestro primer bañador se llamaba Chili, como su apodo, y lo diseñamos pensando en él. Dijimos: “Ojalá algún día le llegue.”

                      Y llegó. Ese momento nos confirmó que GoldnRiff puede llegar justo donde soñamos.

                      La industria está llena de clones. ¿Cómo se sobrevive sin vender el alma (o al menos alquilarla)?

                        No tomando atajos. No caer en la tentación de crecer a cualquier precio. En GoldnRiff creemos en construir una marca con base, con visión a largo plazo y con una estructura sólida que no dependa solo de modas.

                        Porque lo que suele pasar es eso: algo se pone de moda, explota rápido… y se apaga igual de rápido. Nosotros no queremos eso. Queremos durar. Y para eso también es clave no estancarnos nunca. Estamos todo el día pensando cómo aportar más, cómo sorprender, cómo evolucionar sin perder nuestra esencia.
                        Porque si hay algo que tenemos claro, es que el cliente es lo más importante que tenemos. Y cuidarlo lo es todo.

                        ¿Cuál ha sido el momento más loco o inesperado que te ha dado GoldnRiff?

                          Tengo varios. Uno de los más locos fue cuando estaba trabajando y mi primo Tano me pasó las fotos de Carlos Sainz con el bañador Chili. Me levanté y salí corriendo de la oficina para celebrarlo. También ha sido muy fuerte escuchar a gente importante del sector decir que lo que hacemos tiene nivel, sabiendo el poco altavoz que tenemos a día hoy. Y saber que hemos llegado a ciertos artistas y famosos —aunque no podamos enseñarlo aún— nos hace ver que estamos empezando a entrar en un mundo que hasta hace poco veíamos lejano. Pero quizá lo más potente de todo es poder decir: “Estamos construyendo algo nuestro.” Porque eso, ya de por sí, es una locura.

                          ¿Hay alguna frase, lema o idea que tengas clavada en el pecho como si fuera un tatuaje mental?

                            Born Local to Be Global. Es nuestra forma de recordarnos por qué empezamos y hasta dónde queremos llegar. Creemos que, vengas de donde vengas, puedes construir algo grande si lo haces con verdad, con esfuerzo y con humildad, y sin olvidar nunca tus raíces, porque si algo tenemos claro es que queremos llegar lejos sin dejar de ser quienes somos.

                            Si GoldnRiff tuviera olor… ¿a qué olería?

                              A algo nuevo, fresco y distinto. Un olor que se reconoce sin esfuerzo y permanece.

                              Sutil, pero con carácter.

                              Vale, suéltalo: ¿qué se viene? ¿Spoiler, pista o bomba?

                                Lo último ha sido Not Rich Kids Anymore, una colección que no va solo de ropa, sino de mensaje. Una respuesta —irónica y segura— a todo lo que nos han dicho sin conocernos. Todo nace de lo que vivimos y pensamos de verdad.

                                Ahora estamos trabajando en nuevas colecciones que saldrán después del verano, incorporando productos que encajan cada vez más con el catálogo que queremos para GoldnRiff. Spoiler, aún no. Pero lo que sí te podemos decir es que vamos de menos a más, y que lo que viene va a dar de qué hablar.

                                ¿GoldnRiff es para todo el mundo o hay que tener algo (o perder algo) para llevarlo bien?

                                  GoldnRiff no exige nada. No hace falta tener algo concreto ni perder nada para llevarlo, solo tienes que sentir que encaja contigo de forma natural.

                                  No buscamos que todo el mundo lo lleve. Buscamos que lo lleve quien lo entienda.

                                  Y cuando alguien se lo pone y lo siente suyo… ahí es cuando todo cobra sentido.

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