Hay colaboraciones que son como los veranos inolvidables: breves, íntimas y llenas de detalles que no se olvidan. La de Mateo Olivares con Bvmprs no se presentó en una pasarela ni en una nota de prensa anodina: se vivió. ESSENCEmag la mostró por primera vez en el estudio de Juan Bengoa, ese templo de la estética sin gritos donde cada rincón parece pensado para que la luz se pose con intención. Bengoa, artista de las formas y los gestos, convierte su estudio en una especie de galería sensorial.
La colección se desplegó allí como quien tiende sábanas al sol. Pantalones blancos de lino con dos estrellas azules bordadas (¿guiño celestial o gesto amoroso?), camisas amplias como abrazos frescos y complementos para ese chico que no necesita subrayarse. Todo respira un verano sin postureo, con piel, con pausa. El de los días largos y los mensajes cortos. El de la siesta bien ganada.
Olivares, más que diseñar, escribe con tejidos. Y Bvmprs traduce ese gesto en una prenda que no se lleva, se habita. Porque aquí no hay tendencia, hay atmósfera. Una cápsula que no busca titulares, sino memorias.Prendas, complementos y toda la actitud del verano encerrada en la plata, el blanco y los azules que encierra el lino mas lino.
La marca, por su parte, sigue reforzando su lugar como laboratorio de sensibilidad urbana. Nada en Bvmprs parece improvisado, y sin embargo, todo fluye con la naturalidad de lo que simplemente encaja.
El verano, ya lo decía Rosa Belmonte citando a Galdós, es esa estación en la que la vida se nos ocurre. Y esta colección lo demuestra con elegancia umbralesca: en lugar de contarlo, lo insinúa. Se desliza. Se huele. Se recuerda.
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Y si no te la compras, al menos que te den ganas de escaparte.
















