Por Marc Doménech Cases
Hay nombres que apenas suenan fuera del círculo íntimo de los aficionados. Nombres aún no amplificados por los focos ni por los miles de seguidores en redes, pero que empiezan a imponerse, por derecho, por lo que hacen y por cómo lo hacen. Álvaro Serrano es uno de ellos.
No tiene una legión de fans, ni titulares grandilocuentes a sus espaldas. Pero ha conquistado, con decisión y verdad, el circuito de novilladas de la Comunidad de Madrid. Y quienes lo hemos visto en el ruedo intuimos en él una manera de torear que no se enseña, que no se copia.
A veces hay que estar atento a los nuevos que, sin alardes, dejan pistas. Aunque uno no es vidente, se pueden identificar ápices de entrega y valentía que llevan a fijarse en ellos. Cuando se siente esa exhortación, surge el deseo de acercarse para escuchar lo que tienen que decir, no solo con la muleta… también con la palabra.
Lo que hace Álvaro tiene el mismo valor en un torero consagrado que en otro que no lo es tanto. Una persona se distingue por algo: por su mirada, por su humor, por su servicio, por su liderazgo, por inventar la luz, por formular la teoría de la relatividad… De Álvaro recuerdo la sonrisa de oreja a oreja (valga la metáfora) al finalizar cada faena, una sonrisa que irradiaba felicidad. Una sonrisa que concede a los demás ese reconocimiento de la ganancia obtenida en quien la exhibe.

PREGUNTA: ¿Cómo te sientes empezando en este mundo?
RESPUESTA: Desde chiquito ya me adentré en este mundo. Es un mundo muy interesante, donde las cosas son muy de verdad. Aquí hay que estar dispuesto a todo, y eso te enseña un respeto enorme: hacia los compañeros, los maestros, los ganaderos… y, cómo no, hacia el toro.
P: ¿Qué necesidad tienes de ponerte delante de un animal que puede matarte?
R: Toda, a la vez que ninguna. Porque ahora mismo no sabría qué hacer si no fuese ponerme delante del toro. El peligro está ahí, sabemos lo que puede pasar, pero estamos dispuestos a ello.
P: Si el toreo no existiera, ¿dónde estarías ahora?
R: Es difícil, no sabría decirte. Como te he dicho, desde pequeño, con diez años, estoy en este mundo, es a lo que me he dedicado siempre.
Aunque ahora también estoy estudiando, así que supongo que estaría trabajando en aquello en lo que me estoy formando.
P: ¿Estás estudiando además de torear?
R: Si, estudio una carrera en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFYD).
P: ¿Crees que ha perdido valor la cultura del esfuerzo entre los jóvenes?
R: Posiblemente haya decaído entre muchos, sí. Pero los jóvenes que se adentran en el mundo del toro, o en deportes, y que realmente saben lo que quieren, hacen un esfuerzo muy grande para luchar por sus sueños. Este mundo sigue manteniendo la cultura del esfuerzo.

P: ¿Qué te hace diferente a los demás?
R: La constancia y el tesón que pongo en mi carrera. Desde el primer momento me he entregado por completo a la profesión y al toro, y eso termina dando sus frutos, como ser el ganador del Circuito de Madrid.
P: ¿Te sientes comprendido por la gente de tu edad?
R: Sí, sobre todo por la gente con la que me rodeo. Al final, ellos entienden mi profesión y lo que realmente quiero llegar a ser.
P: ¿Te sientes emprendedor por ser torero? Salvando las distancias, claro: creas una marca, ofreces un producto, cierras contratos… ¿hay algo de emprender en esto o es cosa mía?
R: Sí, puede ser así. Al final estás vendiendo un producto… en este caso, tu toreo. Vendes un estilo de vida… Tiene ciertas similitudes.
P: ¿Dónde quieres llegar? ¿Qué precio estarías dispuesto a pagar por llegar a figura?
R: No existe ese precio, estoy dispuesto a todo por ser figura del toreo.
P: El toreo no es una competición en sí, pero el Circuito de Novilladas en el que saliste triunfador tampoco es puro compañerismo, porque todos queréis ganar ¿cómo se vive ese equilibrio entre querer compartir y querer destacar?
R: En la plaza todos somos rivales, pero sin dejar a un lado la amistad y el saber que todos nos estamos jugando la vida.
P: Vuestro compañero Sergio sufrió un gran percance y sigue hospitalizado… ¿cómo se vive algo así desde dentro?
R: Es muy duro. Ver a un amigo como Sergio en estas circunstancias es muy complicado… Sergio es un gran amigo para mí. Él pasó conmigo la cornada de Madrid, pero me la ha devuelto con creces. Espero que estemos muy pronto juntos en la plaza, que es lo que nos une y nos hace felices.
P: Cuando la muerte pasea cerca, ¿qué te dice?
R: No la escucho, creo que es algo en lo que no debemos pensar.
P: ¿Sientes algo trascendental cuando estás frente al toro?
R: Sí. Es algo que no se puede explicar, por eso creo que es trascendental…. Para mí, el toro lo es todo.
P: ¿Siempre habrá toros mientras haya algún loco suelto? R: Siempre. Y que conste que somos muchos.

Álvaro Serrano no ha inventado la luz ni ha formulado la teoría de la relatividad. Pero ha logrado algo igual de, o quizás más, difícil (imagino que dominar a una bestia de casi 500kg no debe ser sencillo). Aún está escribiendo su historia, y lo hace con una tinta que no se borra. Lo ves en su forma de hablar o cómo asume con naturalidad los riesgos que otros no soportarían ni en el pensamiento. Tiene 21 años y ya ha elegido su camino. No el fácil, sino el suyo.
Quizá dentro de unos años tenga más seguidores, más fama, más contratos… Sobre esto último, ya está anunciado en los carteles de Villaseca y Arganda (cuatro y ocho de septiembre, respectivamente), dos citas clave en el panorama novilleril, nada mal. Pero incluso si todo eso no llegara, lo verdaderamente importante ya lo tiene: su marca.
En un mundo donde todo parece medirse en seguidores, likes y ruido, Álvaro responde con esa sonrisa que brota, que no es más que alivio, gratitud y la paz de quien ha estado cara a cara con el miedo (al toro, al fracaso…) y ha ganado.

Fotos: cedidas por Álvaro Serrano





