Jorge Mallén: “Estoy más cuerdo que nunca, porque sé lo que quiero: ser torero”
Por Marc Doménech Cases
Jorge Mallén hace honor a la onomástica de su tierra. Aún no ha cumplido los veintidós, pero tiene la certeza que muchos no alcanzan en toda una vida. Sin prisa, mientras otros jóvenes corren tras el éxito (llámese inspiración al primer influencer de turno), él cultiva su vocación con ese convencimiento de que lo auténtico no nace de golpe, sino que se fragua con trabajo, espera y convicción.
Entre libros de ADE y Finanzas y jornadas de entrenamiento, no pierde ni un gramo de ilusión. Sueña sin ansiedad, con la serenidad de quien cree en los tiempos de Dios. Ciertamente, posee una Fe que provoca el pecado de la envidia en los demás. No tiene duda de que Dios está para todos, en todos los momentos, y escucha… y responde.
A su juventud no le falta fuerza ni pasión. Cree que ser torero es una forma de estar en el mundo, y que el verdadero arte nace del sacrificio, no de la urgencia. No espera: está en camino, va a por ello. Ya saben:“Caminante, no hay camino…”
En esta entrevista habla de torería y del mundo civil, del miedo y la valentía, del éxito y el fracaso, de Dios y de la lucha. Sorprende la naturalidad con la que lo hace, pues -tristemente- muchas de estas ideas parecen haberse convertido en tabú.
PREGUNTA: ¿Cómo es Jorge Mallén? ¿Cuáles son tus virtudes y tus defectos? RESPUESTA: Jorge Mallén es un chaval que sueña con ser torero. Soy una persona muy abierta, cercana y familiar. Me gusta conectar con los demás, crear confianza y estar siempre disponible para quienes me rodean. Mi mayor virtud es la constancia. He aprendido, sobre todo en estos últimos meses, que, tengas veinte fechas o no tengas ninguna, uno debe estar preparado al doscientos por cien para lo que pueda venir. Defectos tengo muchos, pero quizá el más marcado sea que me obsesiono en que todo salga como lo sueño… y en este mundo, eso ocurre menos veces de las que uno quisiera.
P. ¿Te consideras un transgresor? R. Sí, me considero una persona transgresora en el sentido de que no me conformo con lo establecido. Me gusta cuestionar, buscar nuevas formas de hacer las cosas, salirme de lo común para crecer y aportar algo distinto.
P. Estás estudiando ADE y Finanzas: ¿cómo se siente un novillero en la universidad? ¿Notas que el mundo del toro está más presente en la sociedad de lo que parece? R. Estudiar lo considero fundamental. Primero, porque en casa creemos que es lo más importante, y sin ello mis padres no me habrían dejado continuar con mi sueño. Y segundo, porque te da unos valores fundamentales para el día a día: esfuerzo, superación, constancia… En una ciudad como Huesca, que haya un chaval queriendo ser torero resulta algo atípico. Al principio, tus compañeros se extrañan cuando se enteran. Pero, después, la gente te apoya y les ilusiona tener cerca a alguien que se dedique al mundo del toro. Diría que el torero está mucho más presente en la sociedad de lo que nos quieren hacer creer.
P. ¿Qué crees que es necesario para que los jóvenes se acerquen al mundo del toro? R. Basta con enseñarles el mundo del toro. Que vean una corrida, o que simplemente se crucen con un vídeo en redes sociales. A partir de ahí, lo demás habla por sí solo: la verdad que desprende, la tradición, el rito… Todo eso tiene una fuerza que atrae a los jóvenes.
P. ¿Sientes que vives con más intensidad que otros jóvenes de tu edad? R. Lo siento y lo creo. Al final, estás sacrificando cosas que la mayoría de los chicos de mi edad ni se plantean. Te preparas para jugarte la vida cada tarde y eso hace que vivas la vida con más intensidad que el resto.
P. ¿En qué se nota tu torería? R. Mi torería se basa en expresar con una verdad única todo lo que llevo dentro y hacerlo de la forma en que lo siento. Me gusta romperme toreando, emocionarme. Creo que, si no lo siento y lo hago de esta manera, nada tendría sentido.
P. ¿Y tus miedos? R. Mi mayor miedo es el fracaso. Soy muy exigente conmigo mismo, y lo que más me preocupa es no conseguir los objetivos que me propongo. Me duele el pensar en decepcionar a toda la gente que ha creído en mí desde el principio.
P. ¿Te llaman inconsciente por querer ser torero, o estás más cuerdo que nunca? R. Puede que algunos lo vean como una locura, pero para mí es una forma de vida. No se trata de inconsciencia, sino de vocación, entrega y respeto por una tradición que llevo en la sangre. Estoy más cuerdo que nunca, porque sé exactamente lo que quiero: ser torero. Y lo que significa
P. ¿Eres torero por desear el triunfo o por la profundidad de la verdad? R. Considero que un triunfo sin verdad no te llena, solo pasa. En cambio, cuando todo lo que haces nace de la sinceridad, entonces sí tiene sentido.
“Lo fácil, posiblemente, sería abandonar. Pero esa palabra no existe en mi cabeza. Tengo las cosas más claras que nunca y sé que, cuando llegue la oportunidad, voy a estar listo para aprovecharla”.
P. ¿Has sufrido algún percance grave? ¿Qué has aprendido del dolor? R. Por suerte, y gracias a Dios, no he tenido ningún percance grave.
P. ¿Cómo te evades de este mundo cuando lo necesitas? ¿Cuáles son tus vías de escape? R. Siempre busco el apoyo de mi familia y mis amigos. Son quienes me ayudan a desconectar. Sin ellos, todo esto sería mucho más difícil.
P. ¿Cómo se afronta un parón como el que estás viviendo en la profesión? ¿Qué supone para ti? R. Este parón está suponiendo una etapa de gran madurez, tanto en lo personal como en lo taurino. Me está enseñando a valorar, aún más, cada vez que mi nombre aparece en un cartel y a exprimir al máximo cualquier mínima oportunidad que se presente. Pienso que los tiempos de Dios son perfectos, y que esto me va a servir para mejorar como torero. Estoy cambiando muchas cosas, preparándome a fondo para que, cuando llegue la oportunidad, pueda aprovecharla al doscientos por cien. Cuando no tienes fechas, lo único que está en tus manos es entrenar y entrenar, y diría que nunca me he preparado tanto como ahora, porque tengo la certeza de que, tarde o temprano, las fechas van a llegar. Lo importante es no perder nunca la ilusión, y eso, por suerte, lo conservo intacto.
P. Y todo ello, después de enfrentarte al bravo… ¿Sirve de algo? ¿Te reafirma en tu vocación? R. Sin duda, me reafirma por completo. Lo fácil, posiblemente, sería abandonar. Pero esa palabra no existe en mi cabeza. Tengo las cosas más claras que nunca y sé que, cuando llegue la oportunidad, voy a estar listo para aprovecharla. Entrenar, entrenar, y entrenar: eso es lo que está en mis manos. Dios lo ve todo y recompensa a las personas que se lo merecen.
P. Como un espectador más, ¿qué es lo que más te atrae de una tarde de toros? R. Para alguien que quiere ser torero, una tarde de toros es una lección constante, aprendes de cualquier mínimo detalle. Dicen que se aprende más viendo que toreando. Por eso no sabría decirte una sola cosa, sino toda una tarde de toros en su conjunto.
P. ¿Qué le responderías a alguien que te llama asesino? R. Le invitaría a conocer este mundo, para que pudiera reflexionar bien sobre esa palabra. Estoy seguro de que muchos cambiarían su manera de pensar si supieran de verdad cómo son los toreros y lo que representa el mundo del toro.
P. ¿Tienes prisa por llegar a una meta? R. No tengo prisa. Sé que todo llega a su tiempo, si uno trabaja con verdad y constancia. Prefiero ir paso a paso, aprendiendo, equivocándome también, pero creciendo como torero y como persona. Lo importante no es solo llegar, sino llegar preparado.
El oscense causa sensación entre los jóvenes. En Instagram alcanza los quince mil seguidores, lo que permite considerarlo un microinfluencer. Acumula casi un millón y medio de visualizaciones en TikTok y, antes de que la censura hiciera de las suyas, llegó a reunir setentaisiete mil seguidores en su antigua cuenta.
La historia de Jorge Mallén, por ahora, no se escribe en grandes plazas, sino en la trastienda del esfuerzo. En la soledad del entrenamiento, en las conversaciones con su gente, en la confianza de que el toreo también es espera. Y eso, en ese mundo, también es valor.
Mientras otros buscan atajos, él se fortalece en la raíz, sabiendo que cuando llegue su momento (porque llegará), lo encontrará preparado. Y entonces, el traje de luces será, sobre él, una indumentaria todavía más noble. Tiene mucho que decir, habrá que ir a verlo.