Florencia, Villa Medicea della Petraia – 18 de junio de 2025

Por Bertie Espinosa

En los jardines suspendidos entre historia y colina de la Villa Medicea della Petraia, Homme Plissé Issey Miyake ofreció un desfile que no solo presentó una colección, sino que celebró una forma de estar en el mundo. Bajo la tibia luz del atardecer toscano, la firma japonesa desplegó su manifiesto: vestir con inteligencia, viajar con ligereza, vivir con arte.

Invitado de honor en esta edición de Pitti Uomo, Homme Plissé llevó su visión plisada y portátil a las raíces de la opulencia renacentista, en una clara decisión de contrastes. No hubo tapices ni columnas barrocas; en su lugar, túnicas flotantes y chaquetas técnicas ondeaban entre senderos de grava, atravesando chorros de agua que creaban pequeños arcoíris momentáneos. Como si el desfile se desarrollara dentro de una pintura húmeda y viva.

La colección Primavera-Verano 2026 se construyó como una bitácora viajera. El equipo creativo había recorrido previamente distintas ciudades italianas, observando tomates carmesí, limones cítricos, pigmentos secos en viejas paletas de pintura. Ese espíritu se tradujo en la ropa: colores vibrantes como el mango o el púrpura cardinal; siluetas que evocaban calzones renacentistas y blusas tipo smock reinterpretadas en tejidos técnicos; bolsillos diseñados para pinceles, incluso mascarillas estampadas como si hubieran sido manchadas por un artista distraído. El arte, literalmente, colgado de las costuras.

La ingeniería textil de Miyake sigue siendo un prodigio silencioso. Todo aquí respira intención: plisados que no se arrugan ni pesan, tejidos reciclados que dan cuerpo a impermeables translúcidos, chaquetas que se cuelgan de sí mismas gracias a sistemas integrados. Y sin embargo, nada grita “tecnología”. Todo se ve natural, orgánico, tan fluido como el caminar de los modelos. Es, quizás, el mayor logro de la marca: haber borrado la frontera entre innovación y poesía.

Este desfile marca también un giro estratégico. Homme Plissé se aleja del calendario clásico —desaparecido de París desde enero— y se lanza a un nuevo modelo nómada, llevando sus colecciones a contextos que dialogan con sus ideas. En Florencia, la conversación entre plisado y piedra, entre arte y utilidad, entre lo sublime y lo portátil, fue profunda.

En el momento final, cuando los últimos modelos se desvanecían entre brumas ligeras y sol declinante, quedó la sensación de haber presenciado no solo moda, sino una meditación estética sobre el presente. Homme Plissé no vistió cuerpos: vistió la idea de moverse por la vida con belleza, sin peso y sin miedo.

Tendencias