Conversación con 12 preguntas sobre trajes, algoritmo y vida. Conocemos a Carlos Vilariño y le preguntamos sobre trajes y redes.
- Carlos, los sastres visten a los demás, pero ¿Quién viste al sastre?
En primer lugar, no quiero que se me conozca como sastre, ya que es un término que guardamos para aquellos artesanos que sabrían realizar un traje con sus propias manos, podemos llamarme estilista especializado en sastrería, aquel que conoce el protocolo de los eventos y es capaz de elegir la mejor pieza en función de ello y la morfología y características de la persona.
Dicho esto, podríamos nombrar mi armario como una mezcla castizo-moderna, podemos encontrar una gran cantidad de trajes y pantalones de sastrería, que me gusta mezclar con piezas vintage (camisas, cazadoras, corbatas), prendas deportivas (camisetas de fútbol, de béisbol…), todo esto mezclado con mis tatuajes y mi bigote, hacen para mi, mi vestimenta.
2. Si la elegancia es un lenguaje, ¿cuál es la primera palabra que debe aprender un hombre?
Sin ninguna duda, la primera palabra que debe aprender un hombre es «respeto». Respeto por uno mismo, reflejado en cómo se viste y se cuida. Respeto por los demás, demostrado en su actitud y trato hacia el mundo. Sin respeto, cualquier prenda, por más impecable que sea, es solo un disfraz. Con respeto, incluso el gesto mas sencillo se convierte en una declaración de auténtica elegancia.
3. ¿Es mas difícil hacer un buen traje o hacer un buen seguidor?
Un buen traje requiere técnica, materiales de calidad y una mano experta. Es un proceso complejo, pero definido: si sigues las reglas de la sastrería con precisión y conocimiento, el resultado será impecable.
Hacer un buen seguidor, en cambio, es un desafío mucho mayor, sobre todo cuando se defienden valores firmes en un mundo que tiende a lo efímero. No basta con captar su atención; hay que inspirarlo, educarlo y, sobre todo, convertirlo en alguien que valore la esencia sobre la apariencia. Un buen seguidor no es aquel que solo admira, sino aquel que crece con lo que compartes. Y lograr esto requiere paciencia, coherencia y la determinación de no ceder ante las modas pasajeras.
Un buen traje viste. Un buen seguidor perdura.

4. En un mundo de ‘fast fashion’, ¿se puede hacer un traje a medida sin prisa?
-Sí, en un mundo de fast fashion, todavía se pueden hacer trajes a medida sin prisa. Pero no es una cuestión de técnica, sino de mentalidad.
Hacer un traje a medida es un acto de resistencia contra la inmediatez, una declaración de que lo verdaderamente valioso lleva tiempo. Requiere paciencia, atención al detalle y respeto por el oficio. No se trata solo de coser tela, sino de construir identidad, de darle forma a la elegancia con cada puntada.
El mundo puede ir rápido, pero un buen traje (como los valores que lo acompañan) no se rinde ante la prisa. Se toma su tiempo, porque sabe que la excelencia nunca ha tenido atajos.
5. Se puede ser un influencer sin vender el alma al algoritmo?
-Sí, se puede, pero requiere convicción.
En un mundo donde muchos persiguen la viralidad a cualquier precio, mantenerse fiel a unos valores es un desafío. Significa rechazar atajos, no traicionar tu esencia por unos cuantos likes y entender que la influencia real no se mide en números, sino en el impacto que dejas en quienes te siguen.
El algoritmo premia lo efímero, pero la elegancia (como el respeto y la palabra) es atemporal. Si construyes desde la autenticidad, atraerás a quienes reamente valoran lo que ofreces. Quizá el camino sea mas lento, pero la recompensa es infinitamente mayor: ser reconocido no solo por lo que haces, sino por quién eres.
6. ¿Qué tiene mas peso hoy en día: un tejido de calidad o un `trending topic ́?
Hoy en día el trending topic puede tener mas peso en el instante, pero un tejido de calidad perdura. El TT es ruido, capta la atención rápida, genera conversación y en cuestión de horas, es olvidado. En cambio un tejido de calidad es legado: se trabaja con esmero, resiste el paso del tiempo y habla por si mismo sin necesidad de estridencias.
Si buscas impacto inmediato, el TT es la opción fácil. Pero si lo que quieres es construir algo de valor, apuesta siempre por la calidad, en la sastrería o en la vida misma.

7. Si tuvieras que hacerle un traje a un personaje histórico, ¿quién sería y como lo vestirías?
Sin duda alguna, Alejandro Magno. No solo fue un estratega brillante, sino un líder cuya palabra y honor guiaron imperios, un hombre que entendía que la grandeza no solo reside en la conquista, sino en la forma en que se lleva la responsabilidad del poder.
Lo vestiría con un traje a medida sobrio pero imponente. Un tono azul noche, reflejando su autoridad sin necesidad de ostentación, una camisa celeste, corbata lisa oscura, a tono del traje y unos zapatos Oxford negros bien lustrados, recordando que hasta el mas mínimo detalle habla de quien eres.
8. ¿Es posible ser elegante en zapatillas o la elegancia empieza en los zapatos?
La elegancia empieza en la actitud, pero los zapatos son su primera declaración. Es posible ser elegante en zapatillas, pero depende del contexto, la persona y, sobretodo, de cómo las lleve.
La elegancia no se trata solo de prendas, sino de presencia, de porte y de respeto. Unas zapatillas bien escogidas pueden transmitir estilo, modernidad e incluso distinción, pero nunca tendrán la autoridad de un buen zapato, bien cuidado y atemporal.
9. ¿Se puede planchar el ego como una buena camisa o siempre queda alguna arruga?
El ego necesita mantenimiento constante, se puede domar con humildad, alisarlo con experiencia y suavizarlo con autoconocimiento. Pero, por mas que se intente, siempre habrá alguna pequeña marca que nos recuerde que somos humanos.
La clave no es eliminarlo por completo, sino saber llevarlo con elegancia. Bien trabajado aporta seguridad, descontrolado arruina hasta el mejor conjunto.

10. Dicen que la ropa habla antes que la persona. ¿Qué dice de ti tu estilo?
Dice que soy un hombre de principios, que entiende que la elegancia no es solo una estética, sino una cuestión de respeto y carácter. La sastrería habla de mi aprecio por la tradición y el detalle, de mi convicción de que lo bien hecho siempre tiene un lugar, sin importar las modas.
Mi estilo no grita, pero impone. No busca aprobación, pero inspira. Porque quien viste con propósito, comunica sin decir una palabra. Mi mensaje es claro: Honor, palabra y elegancia no son poses, sino una forma de estar en el mundo:
11. ¿Hay algo que jamás te pondrías, aun que estuviera de moda?
Hay tendencias que, aun que estén de moda, no resuenan con mis principios ni con la visión que tengo de elegancia. Por ponerte un ejemplo, jamás me veréis con zapatillas barefoot o prendas con transparencias.
12. Si la elegancia fuera un perfume, ¿a que olería?
Si la elegancia fuera un perfume, olería a una mezcla atemporal de distinción y carácter. Tendría la frescura limpia de una camisa recién planchada, el sutil aroma de unos zapatos bien cuidados y un fondo cálido que recuerda a la madera noble de un viejo despacho. No sería un aroma fuerte ni invasivo, sino una presencia sutil pero inolvidable, como alguien que deja huella sin necesidad de alzar la voz.




